viernes, 2 de diciembre de 2011

El Corazón le habla al hombre

Hoy ha sido un día espléndido. La energía ha elevado a la Tierra que jamás había alcanzado. Estamos Todos ilusionadísimos de la nueva etapa en la que está entrando el planeta Tierra. Jamás en la vida habían existido tantas oportunidades para el hombre de estar a la altura o al alcance de su Yo Superior o Alma. Éste está en su Corazón.
El Corazón le habla al hombre pero éste no puede escucharlo. Hay demasiado ruido. Demasiadas distracciones. Demasiadas ilusiones. En fin, el mundo exterior capta su atención por completo y embota sus sentidos.
Lo sutil no está valorado. El mundo del tener somete y oculta al mundo del ser. Sólo cuando el hombre se da cuenta de que no puede satisfacerse y alcanzar su plenitud poseyendo cosas o personas o incluso conquistando el mundo y poniéndolo a sus pies, vuelve su mirada hacia el interior y descubre un nuevo mundo de posibilidades a su alcance, un nuevo mundo sutil que siempre había estado allí, en su interior, pero que necesitaba para revelársele que el hombre pusiera fin a su búsqueda del placer y la felicidad en el exterior, se rindiera y encontrara la quietud y la calma interior que sólo podía hallar cuando ya no deseara más los “tesoros del mundo” sino los “tesoros que existen en el interior de su mente y de su corazón”.
Cansado ya de la búsqueda externa que le lleva al mundo de los opuestos, el hombre se dirige ahora hacia el mundo de la unidad, de la serenidad, de la calma, de la dicha interior, de la felicidad que permanece.
Cada vez se ocupa menos del mundo externo, pero misteriosamente, éste le fluye ahora con mayor facilidad, con mayor gracia. Todo lo que necesita es atraído hacia él como por arte de magia, ya se trate de relaciones, dinero o salud. Cuanto más tranquilo está, cuanto más enfocado en el servicio que sabe puede prestar a la humanidad, mejor se siente, nuevas fuerzas afluyen a él.
El mundo interno sólo se revela gradualmente. Cuanto más nos dediquemos a él, más se abrirá la puerta.
El hombre necesita ahora más que nunca volverse hacia su interior, pues sólo aquí hallará las soluciones a sus problemas actuales, sólo desde aquí se le darán las indicaciones necesarias para corregir sus pasos, deshacer el mal que ha causado a la Tierra o al menos, dejar de colaborar con éste y empezar una nueva misión en colaboración con los mundos sutiles o luminosos que le aportarán dicha y una perspectiva totalmente nueva para encarar el futuro.
La paciencia, la perseverancia y la confianza en su corazón serán las llaves que harán que el hombre un día abra la puerta de los mundos sutiles y estos por fin se le revelen. El mundo de los sueños le traerá mensajes reveladores.
Tras una fase de purificación aguda en la que será puesto a prueba y enfrentará sus más temidos demonios, sacará las fuerzas necesarias para renovarse, triunfar y comenzar una nueva vida con más confianza, carácter y determinación de la que jamás había logrado hasta ahora. Mirará a sus semejantes con más amor y humildad, pues habiendo conocido el dolor y todo tipo de fuerzas que mantienen al hombre prisionero y esclavo de ellas, cambiará el juicio por la compasión hacia ellos y tratará de aligerar la carga que éstos llevan (y no de agrandarla aun más) , tratándolos con amor y no con dureza, pero sin confundir la complacencia con la ecuanimidad.
Llegados a este punto parece clara una cosa: el hombre no debe volver a mirar atrás, sino dejarse penetrar por el universo de posibilidades que se despliega ante él, dedicándose cada vez más a prestar un mejor servicio, con amor, pureza, paz y sabiduría.